domingo, 30 de noviembre de 2008

El Dique del Oeste

El sábado por la tarde hacía mucho viento y frío, así que después de salir a comer por ahí (que de vez en cuando lo hacemos, poquísimas... ayy esta crisis...) decidimos acercarnos al dique a ver las olas romper.
Nos apetecía un poco de aire fresco marino y la verdad, es que las imágenes eran completamente espectaculares. Las olas saltaban los altos muros del dique para entrar a tierra, puras explosiones de agua en la pared, no se aprecia del todo en las fotos, pero era para quedarse embobados mirando y sobretodo pelados de frío.

El coche sólo con pasar cerca, se impregnó de sal y como siempre el agua en el limpiaparabrisas vacío!, así que os podéis imaginar el cristal! Era una receta de "coche a la sal"...
Pero ni corta ni perezosa, y en lo que pensé una magnífica idea, acerqué el coche a una de las olas que subían por el dique y ... Madre Mía!!! fue como si tiraran una cubo gigante encima del coche, peor el remedio que la enfermedad! yo solo quería unas gotas de líquido para quitar la sal! (ya veremos las consecuencias de esto, oxidación? quizás fue poco..)
No sé ni cuanto tiempo estuvimos pero todo ese tiempo disfrutamos del fresco y de la fuerza de este mar tranquilo.


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